Compruebo ultimamente que, ante el deterioro de la situación social y política en España, algunos recurren a pensamientos, deseos e incluso planteamientos violentos... Desde el Evangelio de Jesús, pero también desde una óptica genuinamente democrática, no tiene sentido esa vía, ni siquiera en el plano deseante.
La violencia está injustificada en la moral cívica y en la cristiana (Jesús se dejo matar en lugar de recurrir a ella); es un atajo aparentemente tentador pero, a la larga, es poco efectivo, como demuestra la Historia. Asumimos que estamos gobernados por esa miserable "clase senatorial" aliada con los poderes económicos, pero la manera de combatirla solo puede ser por la vía democrática, de manera valiente y contundente, pero siempre pacífica. En nombre del verdadero cambio y democracia no abandonemos la senda de la paz.
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