El Arzobispo de Madrid comprueba que el mal avanza, a través de posesiones demoniacas y maleficios varios (magia negra, mal de ojo, brujas, quiromantes, esotéricos, amarres, echadores de cartas...). Ante tan inusitada ofensiva Rouco Varela ha nombrado a ocho exorcistas para actuar en la Archidiócesis de Madrid a partir del Ritual renovado de Exorcismos aprobado por Juan Pablo II en 1998 (otra vez el ocho con presencia simbólica...). A Monseñor le interesa esta visión maniquea del mundo, que proyecta hacia potencias intangibles los males que aquejan a los ciudadanos. Las terribles consecuencias de la crisis no son por causa de la manipulación maquiavélica de esos poderes político-financieros con los que, por cierto, nunca se mete la Jerarquía católica. El mal es obra Satán, que opera ocultamente y solo se manifiesta a algunos "elegidos". Por eso la Iglesia necesita de estas tropas especiales (exorcistas) que se enfrenten con efectividad a las insondables maquinaciones de Lucífer. Ya tenemos un culpable, ya tenemos una explicación, bendecida y sagrada además; así nadie les tendrá que echarle la culpa a los verdaderos causantes mundanos de tanto desaguisado, de tanto dolor. ¿No decía Marx que la religión era el opio del pueblo?
Jeremías era un profeta "quejica", con mala fama, pero necesario para atizar el acomodamiento del Pueblo de Dios. Necesitamos nuevos Jeremías para reconducir las iglesias vendidas al Poder y sacudir las conciencias de las autosatisfechas sociedades occidentales. El Éxodo y el lamento siempre son creativos...
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´El Nuevo Jeremías reflexiona desde su condición de cristiano, sin aditamentos, seguidor de Jesús de Nazaret.
Tú cíñete por tanto los costados, levántate y diles todo lo que yo te ordenaré, no tiembles ante ellos, de lo contrario, te haré temblar ante ellos. Hoy te constituyo en fortaleza, en muro de bronce frente a todo el país, frente a los reyes de Judá y sus jefes, frente a sus sacerdotes y el pueblo del país. Combatirán contra ti, pero no te vencerán.
Tú cíñete por tanto los costados, levántate y diles todo lo que yo te ordenaré, no tiembles ante ellos, de lo contrario, te haré temblar ante ellos. Hoy te constituyo en fortaleza, en muro de bronce frente a todo el país, frente a los reyes de Judá y sus jefes, frente a sus sacerdotes y el pueblo del país. Combatirán contra ti, pero no te vencerán.
Jer. 1, 4-5, 17-18
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