Fue un bombazo. Jordi Évole entrevistó en Salvados (8.2.2014) al P. Josep Maria Fabró y su ejemplo evangélico incendió las redes.
La Iglesia está en crisis porque faltan hombres valiosos como este. Esa repercusión en las RRSS demuestra que sí se puede llegar a la gente si hay ejemplos de calidad humana (que es lo mismo que calidad cristiana). Josep Maria comentaba con una sencillez apabullante, con lo mejor del seny catalán, que había acogido en su piso para exreclusos al violador del Ensanche, al que sus vecinos no querían ver ni en pintura en el barrio donde se había asentado (incluso convocaron manifestaciones contra su presencia). Allí donde las fobias y prejuicios sociales marginan a sus "desechos humanos", aunque sean convictos, la Iglesia debe estar con la mano tendida. Eso es lo que explicó con tranquila determinación mosén Fabró. Entre tanto Rouco y los suyos siguen preocupados por el sexo de los ángeles...
A ver mosén, el cristianismo pudo ser guay al principio cuando fue uno de los primeros exponentes de la lucha de clases: el derecho universal a la inmortalidad, pero inmediatamente se convierte en el sustituto del Imperio en alianza con todo poder, o sea en una religión, o sea la excusa perfecta para sacralizar la desigualdad y la explotación.
ResponderEliminarAlberto Gonzalo
Un Crack!
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