UN DÍA 28 A LAS 8: LA IGLESIA ANTE LA ENCRUCIJADA

El 28 de febrero a las 8 renunció Benedicto XVI. Para quienes estamos relacionados con el Grupo 28 no es una fecha casual, es un signo. Pero ¿es un signo venturoso o inquietante? Es una posibilidad de cambio y eso proyecta esperanza, aunque teniendo presente el control de los mecanismos electivos del nuevo papa que tiene la Curia -incrementados por Juan Pablo II- no hay mucho margen de maniobra para que el Espíritu Santo aletee libremente. Además, el Cardenal Camarlengo Bertone es el cancerbero del proceso y representa a esos lobos que finalmente han ahuyentado al tímido pontífce alemán. Ya se sabe, quien cría alimañanas... Ese es el problema de la Iglesia, que desde Juan Pablo II ha optado por una visión ultraconservadora y autoritaria que privilegia el Poder. Una Iglesia con nuevos ejércitos neocon que pretenden recristianizar el mundo utilizando influencia, medios de comunicacón, infiltración política y demás. Opus Dei, Camino neocatecumenal, Legionarios de Cristo, Comunión y Liberación responden a este ideario de Cristiandad expansiva que ha llevado a la Iglesia a una situación crítica. Por un lado, ellos se sienten fuertes y animados, dinamizando la participación social de los católicos implicados; pero, por otro lado, la sociedad desconfía cada vez más de la jerarquía, los fieles abandonan las iglesias, se despueblan los seminarios... Los sectores progresistas, los homosexuales, las otras confesiones se sienten provocados por esta versión militante y exclusivista... El impulso ecuménico e integrador del Concilio Vaticano II ha sido sacrificado en aras del fervor.

Los artífices de la Contrarreforma ultraconservadora de la Iglesia

Todo forma parte de una planificada contrarreforma iniciada por Juan Pablo II, gran aliado de Reagan y Thatcher para desmantelar el comunismo mundial y todas sus ramificaciones. Y aquí también entraba para el pontífice polaco la Iglesia progesista, la teologia de la liberación, los teólogos del método histórico-crítico (un intento de explicar los misterios de la fe a la luz de las ciencias contemporáneas)... El desmatelamiento de la lectura progresista del Vaticano II fue una labor contumaz, metódica y que contó con ejecutores implacables en todo el mundo. Benedicto XVI fue un agente muy activo en este cometido, primero como celoso responsable del ex Santo Oficio y luego como Pontífice. En España, los cardenales Suquía y Rouco Varela llevaron a cabo la sustitución del "consenso taranconiano" por una Iglesia que retomaba las esencias de la tradición y del intervencionismo. La Iglesia debía volver a influir en la sociedad, tomando posición sin complejos alineada con los sectores sociales más conservadores. De ahí la obsesión de sus lideres, y de Rouco muy en particular, por controlar una porción de la tarta mediática a través de la Cadena Cope, ahora expandida con 13TV y otros tentáculos. La consigna es influir, aunque sea aliándose con las hienas (Federico Jiménez Losantos) o los tertulianos ultras provenientes del naufragio de Intereconomía. Eso reafirma a los fieles pero genera un enorme rechazo en sectores templados y progresistas que se posicionan cada vez más, por reacción, en un laicismo no menos militante.

Pero detrás de esta fachada de expansión, seguridad y poder se oculta la miseria de las componendas con los poderes financieros, una hipócrita doble moral (casos de pederastia) y las feroces luchas de poder. Todo ello se refleja en el célebre caso Vatikeaks que ha forzado la dimisión del anciano papa germano. ¿Cuál será el destino de esta Iglesia que el pontífice saliente ha insinuado que está amenazada por el mal? Hans Kung, el teólogo progresista que fue compañero de Ratzinger en la Universidad de Tubinga, ha resaltado en un reciente artículo en The New York Times la encrucijada en la que se encuentra la Iglesia Católica: <<siel próximo cónclave elige a un papa que vuelva a lo de siempre, la Iglesia nunca experimentará una nueva primavera, simo que caerá en una nueva edad de hielo y correrá el peligro de encogerse hasta convertirse en una secta cada vez más irrelevante>>.