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´El Nuevo Jeremías reflexiona desde su condición de cristiano, sin aditamentos, seguidor de Jesús de Nazaret.

Tú cíñete por tanto los costados, levántate y diles todo lo que yo te ordenaré, no tiembles ante ellos, de lo contrario, te haré temblar ante ellos. Hoy te constituyo en fortaleza, en muro de bronce frente a todo el país, frente a los reyes de Judá y sus jefes, frente a sus sacerdotes y el pueblo del país. Combatirán contra ti, pero no te vencerán.
Jer. 1, 4-5, 17-18

viernes, 31 de agosto de 2012

CARLO MARIA MARTINI. IN MEMORIAM

                                    El Cardenal Martini con Umberto Eco

Los últimos retoños de la primavera del Vaticano II se marchitan. El cardenal Carlo Maria Martini era un ejemplo de esa camada jesuita que pensaba la Iglesia en términos avanzados, abiertos, evangélicos. Ha muerto en agosto a los 85 años viendo como se está agostando su querida Iglesia. Así lo ha manifestado en una última entrevista, concedida al también jesuita y periodista Georg Sporschill. En ese testamento espiritual el denominado “cardenal del diálogo” recomienda que <<La iglesia debe reconocer los errores propios y debe seguir un cambio radical empezando por el Papa y los obispos>>. Contempla una institución eclesiástica claramente estancada, cansada, sin vocaciones, burocratizada, aburguesada, incluso llega a afirmar que <<nuestros rituales y nuestros vestidos son pomposos>>. Por si hubiera alguna duda de su planteamiento, recurre a una parábola de Jesús y compara la Iglesia como aquel joven rico que se marcha triste cuando el Maestro le propone ser su discípulo. Más claro, imposible: la Iglesia es uno de esos ricos puestos en evidencia los evangelios, cuyas ataduras materiales les impiden seguir el mensaje liberador del Nazareno.
Sobre quienes son sus modelos de seguidores de Cristo, no hay duda: <<Sé que no podemos desprendernos de todo con facilidad, pero al menos podríamos buscar hombres que sean libres y más cercanos al prójimo. Como lo fueron el obispo Romero y los mártires jesuitas de El Salvador. ¿Dónde están entre nosotros los héroes en los que nos inspiramos…?>>. ¿Ustedes reconocen ese patrón en los clérigos del Opus, Comunione e Liberazione y demás sectas promovidas por la jerarquía vaticana? ¿Ustedes ven reflejado en ese ejemplo a Rouco Varela? Monseñor Carlo Maria reconoce que la barca de Pedro está estancada y agotada; para remediar ese marasmo propone tres compromisos: <<El primero es la conversión. Debe reconocer los propios errores. Los escándalos de pederastia nos empujan a emprender un camino de conversión. Las preguntas sobre la sexualidad y sobre todos los asuntos que competen al cuerpo son un ejemplo. Debemos preguntarnos si la gente escucha todavía los consejos de la Iglesia en materia sexual. ¿La Iglesia es todavía una autoridad de referencia o solo una caricatura en los medios?>>. En el segundo y tercer compromiso El “cardenal dialogante”, como era conocido, alude a recuperar la palabra de Dios y los sacramentos, como ayuda y no como obligación y castigo. Ha desaparecido una mente lúcida que quiso dejar un mensaje que, a buen seguro, será ignorado y silenciado por los medios oficiales. Las palabras evangélicas hace tiempo que suenan extrañas en entre los máximos responsables de la Iglesia.

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